miércoles, 1 de septiembre de 2010

Desde que no te escucho, no me hacés pensar en las cosas que pensaba, no me hacés pintar más, no me dan ganas de leer ni de quedarme desvelada pintando muebles.
Desde que no te veo, no veo las cosas de tantos colores, no se me ocurren tantas ideas y todo me parece absurdo si no veo una sonrisa de vos.
Desde que no te leo, no soy capaz ni de escribir una frase coherente, las luces me saturan los ojos y me transmiten melancolía.
Desde que vos fuiste desapareciendo de mi espacio mental, la primavera me da igual y si es viernes o domingo no me interesa; la música entra por un oído y sale por el otro, las signos no se procesan y los abrazos me esquivan.

Mis emociones controlan mi cuerpo y mi cabeza obedece nada más (muy normal, muy hormonal).

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