jueves, 30 de agosto de 2012

"Como el vizconde Italo Calvino, todos tenemos dos mitades irreconciliables. Nuestro cuerpo indiviso es sólo una fantasía, un camuflaje, por que dentro de él habitan por lo menos dos seres contrapuestos. Hay un loco que vive en nosotros sin pagar alquiler y que vive a contrapelo de las convenciones sociales e incluso a contrapelo de es cuerdo con el que tanto nos identificamos. 
Quien se haya enam

orado alguna vez sabrá de que le hablo.
Un buen día, cuando estamos distraídos realizando alguna tarea cuerda como lustrarnos los zapatos, el loco se despierta y con prepotencia pasa a ocupar todo el espacio disponible.
El amor es como una posesión demoníaca, como una enfermedad que se instala sin pedir permiso. El loco furioso nos obliga a hacer lo que jamás hubiera hecho nuestro lado cuerdo. Nos volvemos idiotas sin haber tenido la voluntad de serlo. Sufrimos, anhelamos y deseamos sin que nuestra voluntad pueda hacer nada por impedirlo. Otras veces, el loco se despierta en medio de una reunión de trabajo y mientras el cuerdo nos dicta las palabras más formales él nos pone delante un recuerdo de la infancia que nos da pena y deseos de llorar o nos hace recordar un chiste y nos da ganas de estallar en carcajadas.
No sé que parte de mí escribió estas líneas, ni que parte de ustedes las leerá."

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