Quien se haya enam
orado alguna vez sabrá de que le hablo.
Un buen día, cuando estamos distraídos realizando alguna tarea cuerda como lustrarnos los zapatos, el loco se despierta y con prepotencia pasa a ocupar todo el espacio disponible.
El amor es como una posesión demoníaca, como una enfermedad que se instala sin pedir permiso. El loco furioso nos obliga a hacer lo que jamás hubiera hecho nuestro lado cuerdo. Nos volvemos idiotas sin haber tenido la voluntad de serlo. Sufrimos, anhelamos y deseamos sin que nuestra voluntad pueda hacer nada por impedirlo. Otras veces, el loco se despierta en medio de una reunión de trabajo y mientras el cuerdo nos dicta las palabras más formales él nos pone delante un recuerdo de la infancia que nos da pena y deseos de llorar o nos hace recordar un chiste y nos da ganas de estallar en carcajadas.
No sé que parte de mí escribió estas líneas, ni que parte de ustedes las leerá."
Un buen día, cuando estamos distraídos realizando alguna tarea cuerda como lustrarnos los zapatos, el loco se despierta y con prepotencia pasa a ocupar todo el espacio disponible.
El amor es como una posesión demoníaca, como una enfermedad que se instala sin pedir permiso. El loco furioso nos obliga a hacer lo que jamás hubiera hecho nuestro lado cuerdo. Nos volvemos idiotas sin haber tenido la voluntad de serlo. Sufrimos, anhelamos y deseamos sin que nuestra voluntad pueda hacer nada por impedirlo. Otras veces, el loco se despierta en medio de una reunión de trabajo y mientras el cuerdo nos dicta las palabras más formales él nos pone delante un recuerdo de la infancia que nos da pena y deseos de llorar o nos hace recordar un chiste y nos da ganas de estallar en carcajadas.
No sé que parte de mí escribió estas líneas, ni que parte de ustedes las leerá."
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