La pequeña y fea garrapata, que forma una bola con su cuerpo de color gris plomizo para ofrecer al mundo exterior la menor superficie posible; que hace su piel dura y lisa para no secretar nada, para no traspirar ni una gota de sí misma. La garrapata que se empequeñece para pasar desapercibida, para que nadie la vea y la pise. La solitaria garrapata que se encoge y acurruca en el árbol, ciega, sorda y muda, y solo husmea, husmea durante años y a kilómetros de distancia la sangre de los animales errantes, que ella nunca podrá alcanzar por sus propias fuerzas. Podría dejarse caer, podría caer al suelo del bosque, arrastrarse unos milímetros con sus seis patitas minúsculas, y dejarse morir bajo las hojas, lo cual dios sabe que no seria ninguna lástima. Pero la garrapata, terca, obstinada y repugnante, permanece acurrucada, vive y espera. Espera hasta que la casualidad más improbable le lleve la sangre en forma de un animal directamente bajo su árbol. Sólo entonces abandona su posición, se deja caer y se clava, perfora y muerde la carne ajena..
El Perfume ~
No hay comentarios:
Publicar un comentario