
- Es fácil, vos sos como un helado de chocolate, muy dulce, de esos que les gustan a todos. Pero a mi, me gustan los helados de limón, esos que no les gusta a cualquiera; que son agrios pero tienen su encanto.
Él, sin nada que decir; se calló la boca, se puso su sobretodo, la saludó con un simple gesto; dió media vuelta y se fue.
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