viernes, 25 de septiembre de 2009

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa y decirme "¿Qué tal?"
y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
Mario Benedetti

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