-Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
El Principito.
Nunca me gustó mucho saber las cosas antes de tiempo, me gusta que me sorprendan si son cosas buenas; si son malas, para qué mierda enterarse ?
Es la realidad que te toca, que nos toca, que me toca; a todos le pasa. Me encantaría poder tener un principito que venga así yo pueda ser felíz. Ni siquiera pido un principito; a mi me gustaría un principe de limón, un limonaso. Esos sí que te hacen felíz.
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